Be Brave – La valentía que me dio la vida
Me llamo Lirong Liu, fundadora de LIULIS, y si hoy tengo el valor de construir una marca,
de ser mamá, migrante y emprendedora, es porque fui hija de una mujer que jamás se rindió. Mi madre, mi raíz, mi inspiración más grande. La mujer más valiente que he conocido.

1. Nacer a escondidas
Nací en China en la década de los ochenta, durante la época estricta de la política del hijo único (1979-2015). En aquellos años, la sociedad valoraba profundamente tener hijos varones, lo que hacía especialmente difícil tener más de una hija. Cuando mi madre quedó embarazada de mí, ya tenía a mi hermana mayor, y debido a las presiones sociales y gubernamentales, se vio obligada a esconderse en una zona rural en la montaña para proteger mi vida. Gracias a su inmenso valor y sacrificio, pude nacer. De no haber sido por su valentía, habrían obligado a mi madre a abortar.
2. Renunciar por los suyos
Otro acto inmenso de coraje sucedió durante la Revolución Cultural China (1966-1976), una época marcada por el colectivismo extremo, donde el comercio privado estaba prohibido y la mayoría de la población fue enviada a trabajar al campo. En ese contexto, mi madre —la mayor de cinco hijos— tomó una decisión difícil: renunció a su educación para que sus hermanos pudieran estudiar. En tiempos de pobreza extrema y restricciones severas, ella sacrificó su futuro por el de ellos. Gracias a su esfuerzo, sus hermanos se convirtieron en doctores, maestros, enfermeras y policías. Aunque mi abuelo era director local, su salario no alcanzaba para sostener a todos. Así que mi madre trabajó en el campo durante años, dejando atrás sus propios sueños por amor a su familia.
3. Más grande que el miedo
Recuerdo con claridad un accidente en mi infancia, cuando mi padre enfermó gravemente. Mi madre, aunque pequeña físicamente (mide solo 1.56 m), se enfrentó sola al peso económico y emocional de nuestra familia. Para mí, en esos momentos, ella se convirtió en una mujer gigante de al menos 1.80 m de altura.
4. Su mano primero
Años después, cuando me casé y tuve a mi hija, fue mi madre quien nos apoyó en su crianza durante más de tres años. En uno de esos días cotidianos ocurrió un accidente: vivíamos en el piso 30 de un departamento y, cuando mi pequeña hija quiso salir a jugar, una fuerte ráfaga de viento empujó violentamente la puerta, atrapando su pequeña mano. Sin pensarlo, mi madre interpuso su propia mano, sufriendo una fractura grave en su dedo índice, hecho que ocultó durante horas para no interrumpir mi jornada laboral. Solo supimos la gravedad cuando regresamos a casa.
Su fuerza a veces me sobrepasa y me duele profundamente su indiferencia hacia su propio dolor. Ese amor desinteresado, incondicional y fuerte me inspira un profundo respeto y admiración.
5. Lo cotidiano también es valentía
Y claro, no solo son esas grandes historias. En lo cotidiano, mi madre también hace magia: puede cocinar para treinta personas sin perder la calma, manejar varias responsabilidades al mismo tiempo, y siempre tiene energía para todo. Nunca la escuché quejarse. Siempre dice: "Esto no es nada, hija, no seas floja".
Mi madre es la definición viva de valentía. Esa es la fuerza que llevo conmigo cada día.
Be brave. Sé valiente. Feliz el Dia de las Madres!
Con amor,
Fundadora
Liu Lirong